Hoy me he levantado planteándome si vivo en el mundo en el que quiero vivir. Si todo es platónico y me encuentro descarriado en el mundo sensible sin capacidad de aprendizaje, con el alma en otra parte. La duda me ha hecho huir de la realidad buscando algo que se ha extraviado a lo largo de los años. Toda filosofía imaginativa, y sobre todo, toda religión y fe, se basan en la duda, en el "y si". ¿Y si mi alma estuviera separada de mi cuerpo, en otro mundo?¿Y si existe un ser creador original que nos ha alumbrado y organizado significando él y únicamente él el inicio de los tiempos?
Las grandes mentiras se ambientan en las duda, en la duda del individuo, que entre la espada y la pared no tiene más remedio que inclinarse por idolatrar la fe, alegando que necesitan creer para vivir. Yo no necesito creer en nada para vivir, ni en la reencarnación, ni en ninguna otra cuestión que tenga problemas para demostrar su verdad. Tan solo sé que cada tres días tengo que afeitarme y que los cigarros alimentan mi ego para destruirlo dentro de unos años.
Hoy me he levantado en otro mundo, en uno completamente contrario e irreverente al real, donde no sólo el planeta tierra no se movía, sino que el resto de los astros daban vueltas a su alrededor como zíngaros danzando alrededor de una hoguera, como un bufón ejerciendo ante un rey sin nombre. Todo ello siendo un mero trámite de transición anestesiada y plomiza hacia la travesía que desemboca en mi viejo sofá. No he acabado de entender en qué registro se puede catalogar mi viaje espectral a través de los sentimientos, ni bajo qué circunstancias he acabado abstrayendo las emociones e imantándolas con un poder tan potente como valiente.
Como si todos los libros de la cabecera de mi cama hubieran convertido en realidad cada una de las tercas e imaginativas historias, dramas y ensayos que en sus lisas y viejas páginas contienen: ha acontecido un choque entre dos mundos que sólo yo he captado con el gran desarrollo de unas pocas capacidades sensitivas. Como una gran onda expansiva que ha atravesado la ciudad destruyendo todo a su paso excepto a mí.