Se acabó. Lo he dado todo por intentar salvar lo poco que quedaba del idílico paisaje que desde tu balcón se veía.
La lluvia chapotea en el asfalto, jugando con los coches, cuyas luces vagan sin rumbo por este mar de ciudad. Maletín en mano, sin paraguas, rumbo hacia el olvido. Los zapatos se me empapan en seguida y noto los pies fríos.