-Oh, venga ya John ¿No irá en serio?
-Por supuesto que lo va, Paul.
-Esa canción va dedicada a tu hijo John, a tu hijo - dijo Paul.
-Y una mierda - dijo John haciendo un aspaviento, deshaciéndose de su amigo
Ringo observaba la discusión desde su batería, su refugio, cerrando los ojos, intentando cumplir el dicho de "ojos que no ven, corazón que no siente", imposible. Mira a George, que está rojo como un tomate, a punto de estallar. Y estalló:
-¡Basta ya joder! - dijo levantándose del suelo - esto es una mierda que nos está jodiendo a todos.
-¡¿A todos?! - grita John - pero si no soportáis a Yoko desde el principio.
-A mi me la pela Yoko - contesta George, que una vez ha descorchado, no puede parar - a mi lo que me importa es que va a pasar ahora.
Dicho esto, pegó una patada a una silla y salió vociferando del estudio.Ringo sólo podía mirar a sus amigos y callar, no debía meterse, no debía estallar como lo había hecho George.
-Se acabó - dijo John - si nuestra amistad no puede soportar mi felicidad, el grupo está acabado.
John abandona la sala dejando a Paul y a Ringo solos.
-Richard... - dice Paul - llama a George, esto se acaba.
Ringo asiente, sabiendo que ha llegado el final de una lucha que ya llevaba tiempo deliberándose entre el guitarra y el bajo. una lucha que acabaría destruyendo un grupo de cuatro, pero sobre todo, un espíritu.
Todo no se acabó ahí, continuó un par de meses, pero la química no se podía restaurar, era imposible.
