5 dic 2010

De nada.

Érase una vez un niño llamado Granate. Se trataba del niño más desdichado e infeliz del mundo. Y lo era por una razón. Del dicho "siempre hay alguien que está peor que tú", el era el último. Lo que quería decir que era aquella persona que siempre estaba peor que las demás, y no había nadie que estuviera peor que él. Por eso mismo, su vida estaba llena de desventuras y tragedias, pues cada vez que a alguien le ocurría algo malo, esto repercutía sobre él. 
Imagínate entonces, que has sido infectado de una de las enfermedades más peligrosas que existen. Pues Granate siempre sufrirá más que tú.
Y para agravar su sufrimiento, y alargarlo para toda la eternidad, se le concedió la inmortalidad a cambio de que acogiera sobre su persona todas las desgracias posibles.
Por supuesto que nadie le preguntó si quería ser la persona que siempre está peor, simplemente le tocó. 
Y al poco tiempo de que se le hubiera concedido el dudoso honor de ser el más desgraciado, una árbol gigantesco cayó sobre una cabaña de un honrado guardabosques mientras este estaba fuera. El impacto produjo la muerte de uno de sus hijos y su mujer, quedándose con su pequeña hija de dos años, que sobrevivió gracias a que el tronco impactó contra el armario y no llegó a aplastar a la pobre niña.
Y claro está, una desgracia mayor habría de ocurrirle a nuestro Granate, que perdió a cuatro miembros de su familia a causa de un huracán que se los llevó volando, sin más. Cuando un enorme tsunami arrasó una diminuta y tranquila isla del pacífico, todos los miembros restantes de su familia se fueron, desaparecieron sin dejar rastro.
Solo, inmortal, Granate fue condenado a recorrer el mundo, a la espera de las mil desgracias que el destino le guardaba, pero una vez estuvo solo, ya casi ni le importaba. Y como una vez perdida su familia ya no podía ser objetivo del sufrimiento de haberla perdido, se le dotó con una esposa y un hijo, que acabaron por desaparecer cuando un avión se estrelló al aterrizar y murieron todos los pasajeros.
Con la carga de más vidas pesadas sobre el hombro, se le volvió a dotar con una esposa y tres hijos, todos desaparecieron cuando un huracán destrozó una ciudad en el Yucatán.
Y así, sin fin, Granate tuvo mil esposas, el triple de hijos, y los perdió a todos, hasta que se olvidó de su familia original, y cuando se dio cuenta de esto, quiso renunciar a su inmortalidad, pero no podía hacerlo, porque Granate es ese alguien que siempre está peor que tú.