Basta de resúmenes, compilaciones, acopios de frases, fotos, dolencias, memorias, diversiones, acumulaciones...
Todos sabemos que este año ha sido muy bueno, también para los demás, y compartirlo, recordarlo, también está bien. Pero no aún. A ver, para explicarme mejor. Los noventa, la década que supuso la vuelta de la buena música, y década en la que nacieron la mayoría de personas que han hecho de este año uno muy bueno. Pues bien, los 90's, digamos, a ver, ¿acaso no es mejor recordado ahora, que en el 2000? Hay que dejar que las cosas se enriquezcan con el paso del tiempo, que se conviertan en uno de los mejores vinos, que al descorcharlo te inunde todo lo de los 90's, lo bueno y lo malo. Y es que el 2010 aún no ha acabado, nos quedan horas, muy pocas, pero ya lo estamos echando de menos. ¿Por qué? porque somos unos impacientes. Hagamos una recopilación de sucesos geniales que han acontecido en nuestras vidas durante los 365 días anteriores. ¿Para qué? ¿No será mejor hacerlo dentro de dos años? Echarlo de menos cuando haya que echarlo de menos. Quién sabe, a lo mejor el 2011 resulta ser mucho mejor año, y el 2012 ni te cuento, o a lo mejor son peores. Entonces sí, cuando sean peores, descorcharemos la botella del 2010, y nos emborracharemos de él. Dejémonos de lamentos irrelevantes, que no pintan nada aún. Acordémonos de aquellas personas, pero en silencio, porque estoy seguro de que no hará falta que clames al viento cada uno de sus nombres para que sepan que sí, que les llevas muy dentro.
Y por supuesto que sí, yo también he hecho un resumen del año, pero lo guardo en mi mente. ¿Para qué? Para que el año que viene, cuando esté con cada una de esas personas que están en el resumen, poderles decir: ¿Te acuerdas de cuando...? ¿Y de cómo...? ¿Y de lo bien que...?
Y entonces sí, podremos echarlo de menos, como haremos con cada año de nuestra vida, por muy malo que pueda ser uno, un año es un año, 365 días que no dejan indiferente a nadie, como debe ser.
Y claro que sí, a cualquiera la gustará oír su nombre en tu lista del año, pero es que ya lo saben, y les alegrará oírlo dentro de mucho tiempo, cuando merezca la pena descorchar y beber.
Así que, hagamos la lista, embotellémosla, pongámosle un tapón, y guardémosla en la despensa, al lado del 2009, y ¿quién sabe? a lo mejor es el momento de descorchar otra.